Amsterdam, Holanda, 15 de agosto de 2019. El queso de bola que se rellena para elaborar uno de los más típicos platillos yucatecos es apenas uno de los 25 diferentes tipos de queso que se producen en Holanda, con la característica de que éste es resultado de una receta especial que requiere mayor tiempo, esfuerzo y dedicación de parte de los productores holandeses.
Obtener el queso de bola, conocido como gallo azul, requiere un 25% más de tiempo y esfuerzo en comparación con los demás tipos de quesos que hoy por hoy exporta Holanda a Inglaterra, Italia, España y parte de África.
La comitiva meridana que participa en la Misión Económica, Turística y Gastronómica Mérida-Holanda está reuniendo más elementos valiosos sobre la elaboración del queso de bola que ha enriquecido los platillos yucatecos gracias a la creatividad e ingenio del pueblo maya.
En representación del alcalde de Mérida Renán Barrera, el director de Desarrollo Económico y Turismo Eduardo Seijo encabeza la misión de trabajo en Holanda, junto con la presidenta de Canirac Yucatán, Alejandra Pacheco Montero.
La delegación visitó este jueves una de las granjas que conforman el Friesland Campina, en donde pudieron conocer el proceso inicial de producción, que va desde la alimentación de las vacas y su mejoramiento genético.
Los hermanos Gebr y Adrie Vollering, la 14a. generación de granjeros, recibieron a los meridanos para compartirles el proceso que llevan desde el mejoramiento de pasto y de la genética de las vacas, así como el sistema automatizado en la ordeña y recolecta de leche.
Esta es una de las cientos de granjas que integran la cooperativa que sostiene a Friesland Campina actualmente como la más grande productora en Holanda por la amplia variedad de marcas que elabora.
Los integrantes de la delegación también fueron invitados especiales en la citada fábrica ubicada en la localidad de Marum, al norte del país europeo.
Los directivos de producción y manufactura Gerwin Luiken y Jurian van den Akker brindaron a los meridanos un recorrido especial al interior de la fábrica donde se producen diariamente unas 150 toneladas de queso de bola en sus diferentes variedades.
De esa cifra, el 20% se exporta directamente a México, en la variedad de gallo azul que es una receta especial para el paladar de los mexicanos.
Cuarenta y tres días se requieren para completar la elaboración de un queso de bola desde la obtención de la leche de la vaca en las granjas de Holanda hasta la maduración del producto en la fábrica.
El proceso está acreditado con los más altos estándares de calidad por diez años consecutivos en el Concurso Internacional de Wisconsin.
Seijo Solís explicó que estos encuentros permiten sumar más elementos que dan valor agregado a la elaboración de nuestro queso relleno.
—Estamos descubriendo elementos de valor agregado sobre el queso de bola que se produce en Holanda con los mejores procesos y calidad mundial —remarcó.
Ha sido muy importante poder observar el cuidado que tienen con las vacas a partir del sistema y control automatizado que les ha permitido la certificación de Planet Proof en la elaboración de la leche, sello de calidad mundial, manifestó.
Con este intercambio, afirmó, podemos completar parte de la historia de nuestras recetas que hoy por hoy, mediante el ingenio de nuestros cocineros, puede proyectar a Mérida como destino turístico y gastronómico.
Por último, consideró que agregar estos elementos a nuestra historia culinaria nos debe llenar de orgullo.
—A nuestras mesas llega un producto de calidad mundial y de exclusiva producción y manufactura con el que nuestros cocineros hacen un despliegue de platillos que se promueven en todo el mundo —expresó.