En el marco del 483 aniversario de la fundación de Mérida, expertos y ciudadanos reunidos en la mesa redonda «El futuro de Mérida» urgieron a replantear el crecimiento urbano de la ciudad, advirtiendo que el desarrollo económico no debe convertirse en sinónimo de desigualdad ni en la pérdida del patrimonio cultural.
Los asistentes fueron contundentes al criticar esquemas de transporte, ciclovías y la polémica remodelación de la Plaza Grande, pidiendo incluso castigos para quienes tomaron estas decisiones.
El cronista Gonzalo Navarrete Muñoz calificó la remodelación de la Plaza Grande como un acto de “autoritarismo” que distorsionó el patrimonio histórico de la ciudad, y sugirió endurecer las leyes para sancionar a quienes dañen el entorno urbano.
Recordó que en Londres las penas por estos actos llegan hasta los 50 años de prisión e instó a Mérida a adoptar normativas similares.
Además, criticó a los desarrolladores inmobiliarios, acusándolos de atentar contra la ciudad con proyectos que priorizan intereses económicos sobre el bienestar social.
Sin reglas claras para el crecimiento urbano
El arquitecto Antonio Peniche Gallareta señaló que la falta de normativas claras ha permitido una expansión urbana desordenada, desconectada de la planificación del transporte público.
Proyectos como el IE-Tram y las ciclovías, aunque atractivos, no están integrados a una visión urbana sostenible, lo que ha provocado congestionamiento vial y abandono de las ciclovías, que actualmente lucen deterioradas y poco utilizadas.
Peniche también advirtió sobre el fenómeno de la gentrificación, que expulsa a los residentes locales al encarecer el valor inmobiliario.
Entre las críticas ciudadanas, el arquitecto Reyes Bolio señaló que el IE-Tram ha generado caos vial al reducir carriles en avenidas clave como la que conduce al aeropuerto.
Asimismo, cuestionó la efectividad de las ciclovías, afirmando que su diseño improvisado y la falta de mantenimiento las han dejado en el abandono.
Alfonso González, otro asistente, fue aún más directo al lamentar que Mérida “solo celebra y no plantea soluciones”.
Criticó el aumento de tarifas en el transporte público, señalando que los cambios de tarjetas y credenciales representan un gasto innecesario para los ciudadanos. “Aquí festejamos, pero no defendemos Mérida”, subrayó.
Los participantes concluyeron que es imprescindible retomar un plan estratégico que aborde problemas como la migración, el transporte y el crecimiento desmedido.
También se planteó la necesidad de involucrar a la ciudadanía en las decisiones urbanas y romper con las estructuras que privilegian intereses particulares sobre el bien común.
Este foro, realizado en la biblioteca José Martí, dejó claro que Mérida enfrenta retos urgentes que demandan acciones concretas y coordinadas entre autoridades y sociedad civil para preservar su esencia histórica y cultural sin sacrificar la calidad de vida de sus habitantes.
ACOM