Una “tormenta arancelaria” se avecina para Yucatán en productos de acero, aluminio, la producción agropecuaria y los artículos tradicionales.
Los impuestos que impone EE.UU. a México representan un duro golpe para el sector exportador de Yucatán.
Apenas en diciembre pasado, el presidente de la Industria Manufacturera de Exportación (Index), Alejandro Guerrero Lozano, declaró que el 2024 cerraría el sector con una derrama económica de mil 900 millones de dólares.
Además, esto representaría el crecimiento sostenido del 14 por ciento en relación con el año 2023.
Sin embargo, la reciente imposición arancelaria del gobierno estadounidense desató fuertes expectativas negativas del sector exportador, en la que anticiparon 4 años (todo el gobierno de Donald Trump) de incertidumbre y volatilidad en las relaciones comerciales con Estados Unidos, el principal socio comercial de México.
Este próximo domingo, la presidenta Claudia Sheinbaum, convocó a una masiva reunión en el zócalo capitalino donde enviará un mensaje y dará a conocer la estrategia para enfrentar el “golpe” de Trump sobre la economía nacional.
“Van a ser 4 años de incertidumbre en los cuales no sabemos el día de mañana con qué noticias nuevas nos puede salir la Casa Blanca”, advirtió recientemente Guerrero Lozano.
Señaló que, a diferencia de China que subsidia a sus empresas para contrarrestar los aranceles estadounidenses, México no cuenta con mecanismos similares de apoyo para sus exportadores.
La tormenta arancelaria pegará a varios rubros
“Aunque los aranceles al aluminio y acero no son representativos en la cantidad de exportaciones de México, pues hablamos de menos de 500 millones de dólares en un contexto de 619,000 millones de dólares, el mensaje es lo que afecta”, señaló el líder de Index.
También el sector agroalimentario, pilar fundamental de la economía yucateca, enfrenta una situación particularmente vulnerable.
Las exportaciones de este sector a Estados Unidos superaron los 45 mil millones de dólares entre enero y noviembre de 2024, según datos del Consejo Nacional Agroalimentario (CNA).
Productos emblemáticos como el chile habanero con denominación de origen, la miel yucateca —que representa el 40% de la exportación nacional de este producto—, cítricos y hortalizas perderán competitividad frente a productores de otros países que no enfrentan estas barreras arancelarias.
El sector automotriz, que representa un tercio de las exportaciones totales de México, enfrenta una amenaza particularmente grave en Yucatán.
La región alberga empresas estratégicas como Leoni, fabricante de arneses para BMW y armadoras de la costa este de Estados Unidos; Uchiyama Manufacturing, que produce partes para motor de Nissan, Mazda, Toyota y Honda; y Airtem, que exporta componentes para Volkswagen y Audi.
Empleos en riesgo
Un arancel del 25% en este sector pondría en riesgo inmediato más de 1,500 empleos directos, según datos proporcionados por Index Yucatán.
Los sectores más débiles son el mueblero, agroindustrial y textil, donde los márgenes de utilidad son muy bajos.
“A una de estas empresas le pones un 25% de arancel y la matas”, advirtió el empresario, destacando que si bien el sector automotriz tiene más margen para negociar costos con sus clientes, un arancel del 25% «es mortal para cualquier economía.»
Empresas yucatecas emblemáticas como «La Anita», «Kekén» y «Galletas Dondé» verán severamente afectadas sus operaciones y podrían reconsiderar sus planes de expansión ante este escenario.
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El sector apícola, distintivo de la identidad económica yucateca, enfrenta un panorama especialmente sombrío.
Con más de 11,000 productores en la península y exportaciones anuales cercanas a los 35 millones de dólares, principalmente hacia el mercado estadounidense, la medida arancelaria podría devastar a miles de familias que dependen exclusivamente de esta actividad tradicional.
Las compañías extranjeras establecidas en Yucatán tampoco escapan a esta problemática.
Las 72 maquiladoras textiles que operan en la región, las ocho procesadoras de alimentos con capital extranjero y las cinco empresas del sector automotriz con plantas productivas en territorio yucateco deberán recalcular drásticamente sus estrategias comerciales o considerar la posibilidad de reubicación.
A pesar de este oscuro panorama, el sector empresarial continúa apostando por la modernización del Puerto de Altura en Progreso, un proyecto con inversión superior a los 2,300 millones de pesos que busca atraer nuevas inversiones, cruceros de mayor calado y barcos de carga.
ACOM