El INAH confirmó un importante hallazgo que la luz cenital que se filtra a través de la entrada del pozo en el edificio «El Osario» o «Templo del Sacerdote”, es un fenómeno fascinante que realza la majestuosidad del célebre equinoccio en El Castillo de Kukulkán, en Chichén Itzá.
Esto reafirma que los mayas construyeron sus edificios teniendo en cuenta los equinoccios y solsticios, a la vez demuestra que Chichén Itzá sigue revelando más secretos.
La investigación, liderada por el arqueólogo Marco Antonio Santos, director del INAH en Chichén Itzá, destaca la importancia de los equinoccios y solsticios en el calendario agrícola maya.
La alineación precisa de la luz solar en «El Osario» indica la temporada de siembra y está estrechamente ligada al ciclo de cultivo.
Para llevar a cabo este estudio, el equipo de fotografía, encabezado por el experto Jimmy Montañez Pérez, ha capturado miles de imágenes en alta resolución, cuyo resultado final pronto estará listo a través de un “Lap Time”.
Estas fotografías muestran cómo la luz cenital penetra en el pozo y se desplaza a través del edificio, revelando una conexión sorprendente entre la arquitectura y los fenómenos naturales.
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Estos hallazgos son un testimonio de la avanzada ingeniería y el profundo conocimiento astronómico de los mayas.
Descubre los tesoros de Chichén Itzá: restos óseos, jadeita y tiestos de barro revelan la vida y tradiciones de los antiguos mayas en ‘El Osario'».
La importancia de este estudio trasciende los límites de la arqueología, pues nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y su impacto en nuestras vidas.
Chichén Itzá: la sabiduría ancestral de los mayas se encuentra con la diversidad de nuestra sociedad en este punto de encuentro entre pasado y presente.
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